Ocelote

Del náhuatl Océlotl, que significa jaguar, el ocelote es parecido a un gato doméstico, con un pelaje semejante al del jaguar pero con dimensiones más pequeñas. El ocelote se encuentra distribuido en casi todo continente americano; se le puede encontrar desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de Argentina.
En México abarca prácticamente todo el territorio, excepto el centro del país y la península de Baja California. Cuenta la leyenda, que cuando los dioses crearon a los animales, le dieron al ocelote una piel inmaculada, del color del sol y suave como el algodón. Siendo un animal muy tranquilo, no se metía con otros animales y se pasaba los días admirando el cielo.
El ocelote tenía una gran admiración por Meztli, la luna, e inclusive se podría decir que estaba enamorado de ella. Un día apareció en el cielo una estrella nueva con una gran cola de fuego. El animal estaba sorprendido por la estrella, pero Citlalpol, el lucero de la mañana, le aconsejó no hacer nada, pues estaba de paso y pronto se iría. El ocelote hizo caso omiso y le gritó a la estrella “¡Fuera de aquí! ¡En este cielo solo hay lugar para una reina y esa es mi amada Meztli!” La estrella, que era en realidad un cometa, le lanzó con fuerza algunas piedras y fuego de su cola.
El ocelote no tuvo tiempo de correr y algunas de las piedras incandescentes se estrellaron contra su piel, produciéndole algunas quemaduras. Desde entonces, los ocelotes ya no tienen la preciosa piel dorada, sino una piel salpicada de manchas oscuras que recuerdan la necesidad de recibir con respeto a los que vienen de fuera.
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